Discovers

Tener cuatro años es vivir en un mundo lleno de magia, energía y curiosidad. Es una etapa maravillosa en la que los niños y las niñas comienzan a explorar su entorno con más intención, desarrollando habilidades que los acompañarán toda la vida.

En este momento, empiezan a crear vínculos más profundos con sus amigos y a disfrutar del juego en grupo. Aprenden a compartir, a esperar su turno y a resolver pequeños conflictos, mientras desarrollan una mayor empatía y comprensión hacia los demás. También se sienten más cómodos expresando lo que sienten y reconociendo las emociones de quienes los rodean.

La curiosidad está en su punto más alto. Hacen preguntas más elaboradas y empiezan a entender conceptos como el paso del tiempo y cómo se ordenan las cosas en secuencia. Les encanta resolver pequeños retos y se sienten atraídos por actividades que ponen a prueba su pensamiento.